jueves, 20 de febrero de 2014

Victoria, el periódico de la Isla

  Fundado el 20 de febrero de 1967 con el nombre de Hasta la victoria siempre, el periódico de la Isla de la Juventud es uno de los más variados en el país, de los pocos que cuentan con una página dedicada al entretenimiento de sus lectores, y no lo digo porque sea el del terruño que me vio nacer y formarme.
   Victoria es una palabra que encierra un concepto que en este país se materializó hace más de 55 años atrás sobre la pobreza en que estaba sumida la población cubana, la que comenzó a vivir programas revolucionarios como lo fueron la educación, la salud y el derecho soberano a la tierra para con ella producir y alimentarnos.
   Me remonto ahora a los recuerdos de la infancia, allá en mi barrio en el reparto Sierra Caballos, cuando se comenzó a levantar muy cerca de mi casa una obra constructiva en la cual nos íbamos a retozar en las tardes, después de salir de la escuela.
    Era el Poligráfico de Nueva Gerona, con su tanque elevado para agua, como el que tienen también el hospital local y la fábrica de cerámicas.
     Durante muchos años se estuvo imprimiendo allí el rotativo de los pineros, hasta la decisión del proceso de digitalización, el cual se materializa en las computadoras instaladas en sus locales de la Isla hasta ser enviado hasta el combinado de periódicos Granma de La Habana y convertido en papel y tinta.
    A mi mente vienen aquellos tanques de basura llenos de recorterías de papeles, inclusive de páginas de pruebas impresas con un diseño diferente al que ya veíamos en los estanquillos de prensa.
   También botaban gran cantidad de fotos reflejadas sobre el plomo, de las cuales me llevaba decenas a la casa y me extasiaba en ver después esas mismas imágenes plasmadas sobre el papel del periódico.
    Sin dudas, desde pequeño ya me inclinaba no solo por la lectura sino por el mundo de la comunicación a través de algún medio, como lo hice durante un tiempo como colaborador en el Victoria gracias a la gentileza de su entonces director Sergio Rivero Carrasco.
    Aún la Editora Victoria radica en ese inmenso edificio ubicado en mi viejo barrio, allí se gesta cada semana la edición impresa pero día a día sus trabajadores hacen posible que la vida de la Isla se vea por las redes informáticas en el internet.
    Evelio Medina Rodríguez, mucho antes de pertenecer a la plantilla del Victoria, ya colaboraba con sus fotos, a petición de Mayra Lamotte, de Pedro Blanco, de Karelia Álvarez o de Alexis Quiala Ferrer.
    Sus últimos años como profesional de la fotografía y de su vida los pasó junto a ese colectivo que sé lo quería, porque era una persona que dejaba querer. Allí recibió varios reconocimientos, entre ellos la Medalla por los treinta años en el sector de la Cultura.
   Desde este blog, multiplicado también con la cortesía de Sergio Rivero en su sitio http://elpinero.blogspot.com, les envío la felicitación y mi cariño todos los que compartieron sus días y noches con el compañero y amigo que inspiró a Carapachibey.
    No sería lógico comenzar a mencionar nombres de personas que me brindaron también su confianza en el Victoria porque se quedaría algunos fuera de la lista, pero sí deseo reflejar un nombre, una sola personita que allí hizo pasar más agradable las intensas jornadas de labor del desaparecido físicamente Evelito.
    Ella es Malvide, quien desde la cocina, con su buchito de café, daba amor al amigo que ya no está.
   Aquí una muestra de esas primeras planas del Victoria, donde Evelio llevaba su arte al pueblo que lo acogió como un hijo más desde sus dos años de edad.
   Era el sábado 17 de febrero de 2001, en el aniversario 34.
Ramón Leyva Morales
carapachibey@gmail.com

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