A solo una noche de
regresar de las vacaciones a mi terruño pinero en la entrañable ciudad de Nueva
Gerona, no podía dejar de subir la loma
del mirador natural de Sierra Las Casas.
Caía la tarde y al bajar pude captar estas
bellas imágenes, las que les regalo no solo a los amantes de la Isla de la
Juventud y su naturaleza, sino también a esos que poco antes del ocaso reciben
la noche con el mismo cariño que recibimos el día.
Con la fuerza de la imagen, no hacen falta más palabras, la naturaleza es un regalo divino.