lunes, 24 de julio de 2017

Desde mi balcón habanero (5)

Cada atardecer es diferente desde el mi balcón habanero.
Se dibuja un misterio de luces que van diciendo adiós al día.
Destellos con el color de Carapachibey, donde el anaranjado se viste de varios matices.
Es un adiós que da paso a la noche, ese manto negro que nos incita a buscar otros mundos en el entorno.
Un mundo de sombras, de fantasmas ocultos tras rostros desconocidos.
Pero este pinero sigue extrañando a su ínsula caribeña, la tierra de bellos parajes llenos de tesoros escondidos.
Mientras disfruto cada detalle de mis atardeceres desde La Habana, mi segunda madre, esa que me acogió para brindarme su amor incondicional y que también está dispuesta a dibujarme un paisaje en el horizonte para así no morir de melancolía.

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