jueves, 18 de octubre de 2018

Desnudos balcones de La Habana (8)

¿Existirá algún balcón donde la privacidad se apodere de ese sitio tan pequeño?
Quizás existan en provincias del país.
Aquí en la Real y Maravillosa Habana es muy difícil que ellos pasen desapercibidos ante las miradas indiscretas de los transeúntes.
Los bacones de la capital de Cuba desnudan sus secretos.
Muestran el amor por la naturaleza cuando los vemos con plantas ornamentales.
Jardines que embellecen el entorno por donde caminamos a diario.
Vemos la moda al vestir o el gusto por uno u otro color de las ropas que cuelgan al aire al ser tendidas después de quitarles el sudor de este calor sofocante y del churre por el hollín de los carros que pasan sin cesar a nuestro lado.
Balcones llenos de tarecos inservibles, cual almacén de la casa.
Los vemos ya añejos, con las huellas por el inevitable pasar de los años.
Otros visten su restauración y galas de colores.
Son ese sitio desde donde cada habitante que los vive, ven pasar día y noche la existencia de una ciudad que no duerme, que nos acoge no como a un visitante u extraño, sino como a un hijo más para ayudarla a sobrevivir. 

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