miércoles, 8 de enero de 2020

A diez años de tu adiós

Era según los médicos la una de la madrugada.
Tras una fría noche tu cuerpo se apagó.
Tu luz no me acompañaría nunca más en vida, aunque tu espíritu es faro y guía en mi existencia.
Ese mismo día en horas de la tarde daban sepultura a tu cuerpo.
Yo no estuve presente para darte el último abrazo y derramar sobre tu rostro mis lágrimas.
Así lo dispuso Dios.
Era el ocho de enero de dos mil diez.
Parte de mi alma y mis sentimientos se fueron contigo mi amado e incondicional amigo.
Gracias por haber estado en los mejores años de mi vida.
A ti te los regalé con el cariño y la entrega que solo alguien como tú merece.
Dios te guarde en un hermoso lugar del universo y ojalá exista otra dimensión después de la muerte para volvernos a encontrar.
Te regalo esta foto que bajo tu inspiración capté esta semana.
En ella se resume el valor de tu naturaleza, tu belleza interior y el hombre sencillo y humilde que fuiste.
EVELIO MEDINA RODRÍGUEZ