Simplemente Rosillo desde 1963 en La Onda
de la alegría, y decir ese apellido es identificar la voz e imagen de una
emisora que avanza en el tiempo con más de 80 años al aire, Radio Progreso.
Tiene dos nombres, el segundo, por el que popularmente se le conoce,
Eduardo, pero antes de este existe un “Ángel” que como caído del cielo, y después
eternizado en el éter desde el 20 de mayo de 1949, con sólo 20 años de edad,
enriquece la historia de la radio en Cuba.
Locutor que desde pequeño escuchaba en mi casa o la de mis abuelos a
través de espacios como Alegrías de sobremesa o La Discoteca popular, alguien
con quien nunca imaginé compartir un micrófono.
El
pasado año tuve el privilegio de entrevistarlo en vivo en una revista dedicada
al noventa aniversario de la radio cubana y no puedo decir como muchos que
cumplía un sueño en mi vida profesional porque nunca tuve en mi mente el
propósito de desempeñarme en una emisora nacional y mucho menos entrevistando
a personalidades de mi país.
Durante más de un año en las mañanas del domingo y después de culminar
en vivo la revista de dos horas RP 105, daba paso al Maestro Rosillo con La
Discoteca del ayer.
“Transmite Radio Progreso, Cadena Nacional, La Onda de la alegría, desde
La Habana, Cuba”, es una de las identificaciones de esta emisora, y ya perdí la
cuenta de las veces que he tenido que hacerlo.
No se imaginan ustedes la gran responsabilidad cuando el realizador de audio te abre el micrófono y tienes que dirigirte a los oyentes, identificar, escuchar la campana, y dar la hora.
Aún hoy me parece estar viviendo un sueño ante los micrófonos de la casa de este Maestro de la Locución.
No se imaginan ustedes la gran responsabilidad cuando el realizador de audio te abre el micrófono y tienes que dirigirte a los oyentes, identificar, escuchar la campana, y dar la hora.
Aún hoy me parece estar viviendo un sueño ante los micrófonos de la casa de este Maestro de la Locución.
Pero no es de Alegrías de sobremesa, de La Discoteca del ayer u otro
espacio conducido por Rosillo que quiero comentarles hoy Día de los padres.
Hay un programa que el pasado día 9 de junio transmitió oficialmente su
última emisión, ya no conducido por su locutor titular, sino dedicado a él,
brindando un sencillo homenaje a quien se ganó el cariño y amor de miles de
personas dentro y fuera de su país.
Como cada primer día de la semana a las tres de la tarde y desde 1990,
“Un domingo con Rosillo”, dedicado a lo mejor de la música cubana, con
invitados en vivo y contactos vía telefónica.
Cuatro minutos antes de esa hora, me correspondió dar el boletín de
noticias, y ya a las tres, decir: “Amigos oyentes, es Radio Progreso, la
emisora de la familia cubana., y en breve, desde el Estudio Número Uno, Benny
Moré, la transmisión en vivo de Un domingo con Rosillo”.
Con su querido público presente en el Estudio, orquestas y varios
invitados, salía por última vez ese popular programa, pero con sano orgullo y a
la vez con dolor debo decir que la última vez que Rosillo compartió la cabina
central de transmisiones con su público oyente, fue el domingo once de
noviembre de 2012.
En
la mañana de ese día me llama la directora del espacio Rosa Más Calaña, también
escritora y conductora del mismo, y me pide que hiciera la conducción del
espacio con Rosillo, ya que ella se encontraba enferma y no podía hacerlo.
Era otro reto más ante los micrófonos de esta Cadena Nacional, ante los
miles de oyentes que dentro y fuera de Cuba siguen su programación.
Guardo en audio esa memorable transmisión. Nunca imaginé que el domingo
siguiente el Maestro se sintiera mal de salud y no pudiera asumir la conducción
de su espacio.
Posterior a aquel domingo he asumido en varias ocasiones la locución del
mismo con Rosa Más o con el colega Jesús López Chong, y siempre tuve la
esperanza y seguridad de que Rosillo iba a regresar a los micrófonos de su
emisora y tendría la oportunidad nuevamente de entrevistarlo o conducir con él
su vespertino espacio dominical.
La
salud se lo impidió, agravada tras el inesperado fallecimiento de su esposa y
mano derecha, la inolvidable Odris, ya que nadie estaba preparado psicológicamente
para asumir la pérdida de alguien que irradiaba vitalidad y deseos de seguir
ayudándolo.
Odris era la voz que recibía a los miles de oyentes en las mañanas con La discoteca del ayer y en las tardes con Un domingo con Rosillo y reportar la audiencia con saludos y felicitaciones.
Odris era la voz que recibía a los miles de oyentes en las mañanas con La discoteca del ayer y en las tardes con Un domingo con Rosillo y reportar la audiencia con saludos y felicitaciones.
Rosillo enfermó, estuvo en más de una ocasión hospitalizado y gracias a
la vida ya lo tenemos recuperado, pero ahora decidió acogerse al retiro y pasar
sus últimos años de existencia en compañía de su familia, allá en el municipio
de San Antonio de los Baños, de la joven provincia Mayabeque.
De
él mucho se ha hablado en las últimas semanas, pero a la vez es poco lo que se
ha dicho de este hombre, padre de familia y padre de las nuevas generaciones de
esta legendaria emisora cubana, hombre con un dominio magistral sobre la música
universal, del que tendremos la necesidad de conocer aún más para continuar el
difícil camino del buen decir y de la elegante, segura y reconocida conducción
ante los micrófonos de Radio Progreso, la de La Habana, en Cuba.