lunes, 6 de agosto de 2018

Un beso

Uno de los mágicos amaneceres de mi terruño pinero, vistos desde el balcón de la casa de mis padres.
Sin duda alguna solo comparable con un beso.
 Un beso cuando estás triste quema los labios de manera sutil.

Un beso cuando estás enojado es un témpano de hielo que congela todo tu interior.
Un beso cuando estás llorando, es apagado por las lágrimas del sentimiento.
Un beso de despedida te deja un dolor intenso capaz de profundizar cualquier herida.
Un beso después de un consejo, es un bálsamo en el intenso decursar de las horas.
Un beso de traición es más amargo que la hiel y te envenena el alma.
Un beso con hipocresía es un puñal clavado en el lado más dócil del corazón.
Un beso cuando estás enamorado te hace volar hacia lugares bellamente imaginables y soñados.
El beso de un hijo es el regalo más perfecto y dulce.
El beso de un amigo es el tesoro más pleno.
El beso de un padre es un arma que te alista para la batalla de la vida.
El beso de una madre es una protección perpetua, un flujo infinito de aliento.
Un beso es el acto más supremo, más completo, más deseado, más temido, más digno, más cálido, más entregado, más conocido, más usado, más vivido, más sentenciado y más desconocido, y venga de donde venga te limpia el alma y te alista de manera fenomenal para dar el próximo paso con mayor seguridad y cariño ante la cruel realidad de una humanidad insensible.

Carapachibey y su creador, Ramón Leyva Morales, se honra en esta ocasión con la publicación de una serie dedicada a la poesía, al amor, siempre con imágenes que apoyen visualmente el discurso poético de su autor, el joven Yasmany Sánchez de Bardet.
Un regalo para los seguidores del blog donde la fotografía es la protagonista.
Nota:
Todas las fotos de esta serie ya fueron publicadas en otros artículos de Carapachibey.

La Isla, su gente, sus rostros (69)

Solo lo conozco de vista.
Como nos conocemos la mayoría de los pineros.
Caminamos las mismas calles.
Visitamos los mismos lugares.
Además, ¿quién no ha ido a ver a un zapatero?
Estas fotos fueron captadas el 30 de octubre de 2001, por el desaparecido amigo y fotorreportero Evelio Medina Rodríguez.
Son de ese tesoro en imágenes de su archivo personal, y que guarda la Memoria Histórica tras su lente.
Pasan los años y sigue ahí ese instante, para dejar eternizado rostros o sitios.
Gracias a Evelito por dejarnos este legado tan valioso para los habitantes de la Isla de la Juventud.

Paseo Martí y Bulevar de Nueva Gerona (61)



Regreso a mi terruño.
Desde diciembre de 2017 no visitaba a mi entrañable Isla de la Juventud.
Finales de julio de 2018 es la fecha escogida para el regreso a mis raíces.
Fueron solo cuatro noches en mi Paraíso personal.
Abrazar y besar a mis viejos padres.
Los sentimientos se agolpan uno tras otro.
Es la distancia que nos separa, el tiempo que pasa y no perdona.
Son los recuerdos, el extrañar día y noche a la familia, la casa, las calles que tanto recorrí de niño, de adolescente y de joven.
Miles de aventuras, de historias en mi mente.
El pinero es un ser que nunca pierde su identidad.
Lo he comprobado no solo personalmente sino también con las personas que salen de la ínsula y se manifiestan desde cualquier rincón del mundo.
La vida avanza y no hay marcha atrás.
Se nos va entre las manos sin darnos apenas cuenta.
Muchos sueños por cumplir.
Miles de deseos sin realizar.
Apenas alcanza para un pestañazo y con un suspiro o un latido del corazón, llegamos al final del camino, con más penas que glorias.
Quedan los sitios, los lugares que otras generaciones recorrerán.
Dejamos huellas.
Obras donde la cultura del detalle marca un antes y un después de una ciudad que descansa en la paz de su gente.
Muchos pineros aún no han podido caminarlo o verlo.
Salieron de su islita amada mucho antes de la realización de este anhelo de los coterráneos.
Ahí está el Paseo Martí o Bulevar de Nueva Gerona.
Apacible, hermoso, imponente, elegante, sencillo.
Con sus jardineras que se engalanan con plantas autóctonas del terruño.
Cada imagen es un sello, cada foto marca la huella de mi gente.
Te añoro mi Isla de la Juventud.
Te amo mi otrora Isla de Pinos.
Te busco en mis recuerdos, te vivo en mi corazón.
Te redescubro en tu rica historia llena de leyendas.
Fuiste, eres y serás mi ayer, mi hoy y mi mañana.
Allí regresaré, quizás un día en cenizas.
Pero regresaré para descansar eternamente en tu regazo materno.
Regresaré.