Para el habitante
pinero, el que nunca ha salido de la Isla de la Juventud, es toda una fiesta
montar sobre un tren ya que en la mágica islita del sur de Cuba no los tenemos.
El pinero no sabe lo
que es un raíl de línea, no conoce los paisajes vinculados a ellos.
Aquí les regalo
algunas imágenes captadas desde el tren.