Regreso una y
otra vez a mi terruño natal, la bella Isla de la Juventud, y me extasío desde
mi balcón pinero.
Un arcoíris me
recibe al caer la tarde.
El paisaje de
Dios se dibuja en el horizonte tras Punta Colombo, la loma que separa las
playas de Punta de Piedras y Paraíso.
Desde Nueva
Gerona los ojos se pierden en ese cuadro de colores y mágico capricho de la
naturaleza.
La lluvia era
la protagonista del momento y el cielo se cubría de hermosas nubes.
Es innegable el
valor espiritual que nos regala la vida y la cual hay que disfrutarla hasta en
sus más mínimos detalles.
Carapachibey se
los muestra para regalo visual del blog donde la fotografía es la protagonista.
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