La Habana, no
solo de colores, sino también de grises y sombras que la hacen ante la mirada
de sus habitantes y visitantes, una añeja postal en sepia.
Habana de cielo
y mar, de gente alegre a pesar de las carencias y necesidades.
Nadie pierde la
ternura de su rostro, de su sonrisa siempre.
No habrá sol,
será una tarde quizás triste, pero el habanero se mantiene positivo, con la
esperanza de que mañana amanecerá con un día mucho mejor.
Un mensaje
optimista desde Carapachibey.
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