Al Arribo de José
Martí a Isla de Pinos y
después de los trámites acostumbrados en la Casa de Gobierno, Don José María
Sardá lo trasladó a la finca El Abra, bajo su protección, ocupando una
habitación en el segundo cuerpo de la casa, quedando bajo los cuidados de
su esposa Doña Trinidad Valdés.
Allí Doña Trina lo trató como otro
hijo.
El joven Martí pronto atrajo a los
menores de la casa con quienes entablaba charlas cotidianamente.
Cada semana realizaba visitas a la
Ciudad de Nueva Gerona para llevar la correspondencia que enviaba a su madre.
Las condiciones para crear estaban
allí.
Necesitaba meditar, proyectar, escribir sin demora
qué era el presidio político en Cuba.
Aquí pudo esbozar esta obra sin tener
tiempo para más. Poco a poco va recuperando su quebrantada salud.
Mientras tanto, Doña Leonor y Sardá
continuaban haciendo gestiones para sacarlo de Cuba y que pudiera
continuar sus estudios.
El 12 de diciembre de 1870 se le
concede permiso para que fuera a la Capital con el fin de que marchara
posteriormente para España.
El 18 de diciembre salió de Nueva
Gerona hacia La Habana, siendo recluido en La Cabaña hasta el 15 de enero de
1871, en que partió en el vapor Guipúzcoa con destino a la Península.
Isla de Pinos fue de los pocos lugares
donde por más tiempo permaneció José Martí en su patria, después de La Habana.
Tomado de la síntesis
histórica del territorio pinero