Regreso a mi
terruño pinero en agosto de 2017 y recorro la ciudad que me vio nacer en el año
1970.
Nueva Gerona se
sigue vistiendo de limpieza, detalle que le caracteriza, la cara opuesta a lo
que vivo a diario en La Habana, donde la indolencia ciudadana, la carencia de
camiones para la recogida de la basura, y la falta de organización de las
empresa encargada para su limpieza, la convierten en un basurero ante los ojos
del mundo.
Muy lamentable
en la Ciudad Maravilla que habito.
La Isla de la
Juventud sigue vistosa con sus jardines, limpias calles, su gente hospitalaria,
sencilla y humilde.
Ocho meses sin
visitarla y me sorprende en cada viaje porque ella es mi eterna novia que me
arropa y me recibe a pesar de mi infidelidad a la distancia y el tiempo.
Este pinero la
sueña, la vive y la extraña en cada suspiro de su existencia.
A ella regreso
y regresaré porque allí me espera la familia y con ella sus imponentes mármoles
que le dan su sello de fortaleza a pesar de su aparente fragilidad.
Te amo mi
ínsula caribeña, te dignifico ante todo y todos porque mi infancia y juventud
quedó en tus calles y montes.
Parque de Las
Cotorras y sus alrededores.
La Cocinita,
popular cafetería que ahora es arrendada por una Cooperativa particular; El
Banco Nacional de Cuba, a final del Bulevar o Paseo Martí; el hospital Héroes
del Baire; El ómnibus Yutong que mueve a los habitantes del Poblado Santa Fe;
los bixitaxis que ayudan a la movilidad dentro de la ciudad; los camiones
particulares que se suman a la transportación dentro del territorio; un poco
más allá el Cementerio, la casa definitiva de la mayoría de los pineros, morada
donde descansarán y dormirán los proyectos y sueños sin cumplir.
Es mi Isla, tu
Isla, nuestra Isla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario