Inmenso balcón de la ciudad.
La Habana tiene este sitio para entregarse al mar y soñar.
Lugar de encuentros y sueños, de amores fugaces o
romances eternos.
Muro dispuesto a soportar tristezas y alegrías, penas y
glorias, derrotas y victorias.
Ventana al horizonte donde cada historia tiene un
comienzo y un final.
Sitio obligado para habitantes y visitantes.
El malecón habanero les muestra también la gente de mi
Cuba.
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