No lo creo, solo
fueron víctimas del Centro de Estudios sobre la Juventud, C.E.J.
No es la primera vez que la prensa cubana se
hace eco de una información donde el “mensaje subliminal” del racismo forma
parte de la noticia.
La dirección del Diario de la juventud
cubana la ocupa ahora un joven con gran talento y responsabilidad profesional,
Yoerky Sánchez Cuellar, quien nunca permitirá semejante desliz en la redacción
de un artículo del periódico de tirada nacional en su versión impresa y gran
popularidad internacional en sus sitios webs.
En la página número 4, Especial, del día
miércoles 7 de febrero del actual año 2018 podemos ver una gráfica donde según investigación
exploratoria a nivel nacional sobre el uso de las Tecnologías de la Información
y la Comunicación, TIC, por los adolescentes y jóvenes cubanos en sus prácticas
sociales, según el COLOR DE LA PIEL,
acceden a las TIC un 56% de BLANCOS, un 29% de MESTIZOS, y un 15% de
NEGROS.
¿Qué mensaje quiso darnos el C.E.J. con
estos datos?
¿Qué los blancos en
Cuba tienen más posibilidades que los afro descendientes?
¿Qué los blancos cubanos son más cultos que
los mestizos y los negros?
¿Qué hay “diferencias de clases” según el
color de la piel de los habitantes de mi país?
No estamos lejos de una triste realidad,
pero mientras en los medios de comunicación masiva sigamos “dividiendo o
comparando” según la raza, es evidente que estamos admitiendo un racismo, y lo
estamos institucionalizando a través la comunicación estatal.
José Martí, el Héroe Nacional de Cuba en la
edición del día 16 de abril de 1893 del periódico Patria expresó su concepto
más elevado sobre su visión racial, al escribir:
«El hombre no tiene ningún derecho especial,
por que pertenezca a una raza u otra: dígase
hombre y ya se dicen todos los derechos. El negro, por negro, no es
inferior ni superior a ningún otro hombre; peca por redundante el blanco que
dice: "mi raza"; peca por redundante el que negro que dice: "mi
raza". Todo lo que divide a los hombres, todo lo que los especifica,
aparta o acorrala, es un pecado contra la humanidad.»
Y para concluir con esta opinión muy
particular, los dejo con otras palabras de Martí quien es pluma autorizada para
dar cabida a los criterios u opiniones sobre tan delicado tema de carácter
netamente cubano:
«Insistir en las divisiones de raza, en las
diferencias de raza, de un pueblo naturalmente dividido, es dificultar la
ventura pública, y la individual, que están en el mayor acercamiento de los
factores que han de vivir en común.»
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