domingo, 29 de diciembre de 2013

¿Cuba?, ni blanca, ni negra, ni mestiza...


   Nunca he querido emitir criterios personales sobre aspectos que involucren a la sociedad donde vivo. 
   Quizás sea una autocensura, sumido aún en el secretismo implantado durante muchos años y con el miedo a ser “castigado”.
   Comprendo los motivos por los cuales se vivió en mi país en ese ambiente de no decir públicamente los problemas que nos han venido afectando.
   La máxima dirección del país obró con sumo cuidado e inteligencia, ya que personas inescrupulosas estuvieron siempre dispuestas a utilizar cada palabra dicha, para tergiversar las ideas.
   Pero llegó el momento de desnudar públicamente los errores y darlos a conocer. 
   A mi criterio ha sido una genial idea ya que solo así podremos, entre todos, buscarle una solución.
    Nunca restar, siempre sumar, y el pueblo de hoy emite sus criterios, sus opiniones, sus inconformidades, no solo en la calle, en las colas de la bodega o del ómnibus, sino también en la prensa nacional, como por ejemplo en la sección Acuse de recibo del diario Juventud Rebelde o de Cartas a la dirección, del Órgano del Partido Comunista de Cuba, el periódico Granma.
   A este último rotativo escribí hace varios meses atrás y nunca recibí respuesta a mi preocupación. 
   Tal vés como estaban involucrados en mi cuestionamiento,  no quisieron llevar el tema a la popular sección. 
   Se me pudo haber enviado el acuse de recibo de la misiva.
    Hoy no es mi intención criticar la actitud hacia mi carta, hoy mi objetivo es publicar en mi blog qué pienso como cubano, del llevado y traído tema de “la raza”.
    Antes quiero darles a conocer textualmente la carta enviada a Granma.
 A sección: Cartas a la dirección, diario Granma
       La historia de la conformación étnica de nuestro país es conocida por todos.
   Fuimos colonizados por España, y al dedicarse a la trata de esclavos negros, el país recibió gran cantidad de habitantes de esa raza.
   Soy blanco, de ojos azules, descendiente de españoles.
La palabra “racismo” viene de raza.
   A nivel de Gobierno institucionalmente se han creado grupos de trabajo y se han realizado eventos sobre el tema.
   Me refiero a este aspecto ya que no se concibe que publiquen en la prensa detalles que continúen reflejando la “diferencia” étnica en Cuba.
   Por ejemplo, Granma estuvo dando a conocer a sus lectores las fotos y los datos biográficos de los candidatos a diputados al Parlamento cubano y en la última edición de esos suplementos se publicó una tabla donde exponían detalles de algunos aspectos de la conformación de los mismos.
   Recuerdo bien el dato de la raza negra o mestiza.
En la edición del viernes 1 de febrero en la página 5 se repite una vez más, omitiendo otros datos de interés, como: Candidatos de 17 a 30 años de edad, Amas de casa, Militantes de la UJC o del PCC, Jubilados…
   ¿Por qué recalcar que un 37,09 % es de raza negra o mestiza?, ¿Acaso existe alguna diferencia humana entre un candidato “negro” al de uno blanco?
   Imagino se quiera dar a conocer con ello que es un “logro” de nuestra sociedad el tener personas de raza negra en su parlamento, pero si estamos luchando por desterrar esas ideas y esas “diferencias” en la forma de pensar y de actuar de cierta población, a mi criterio, no debemos continuar oficializando las “diferencias”, a más de 50 años de Revolución, donde todos tenemos los mismos derechos a todos los niveles, sin importar la raza o el sexo.
   Sería inteligente una respuesta a mi preocupación, la cual comenté entre mis compañeros de trabajo, y todos coincidieron en mi criterio.
     Esta era mi preocupación, la de ver en los medios de comunicación masiva en los últimos años noticias donde la persona de piel negra es tema recurrente. 
    ¿Cuáles fueron los primeros habitantes de nuestro bello archipiélago?, ¡Indios!
    ¿Quiénes saquearon las riquezas de este país y masacraron a los indios cubanos?, ¡Los blancos europeos!
    ¿Quiénes sirvieron de mano de obra como esclavos a esta tierra?, ¡Los negros traídos desde África u otras regiones del mundo!
    Según restos encontrados en la Madre África y estudiados científicamente, se demuestra que los primeros habitantes de este bello planeta nacieron en ese gigante Continente, ¡negro!
    ¿Eran Adán y Eva de piel negra?, aquí hay un polémico tema, pero mi objetivo no es hablar sobre el mismo en este artículo.
    Retomemos a Cuba, a su gente, esa que me resisto a ver como “mestiza”, como se quiso oficializar recientemente en la prensa y a niveles gubernamentales.  
   Tema aparte les pudiéramos dedicar a los nativos del Continente asiático, ese de donde emigraron miles de chinos y japoneses, también parte de nuestra nacionalidad y que enriquecieron las características físicas del cubano, no de nuestra raza. 
    Un dato de interés general fue publicado en la prensa nacional en noviembre de 2013 para ofrecer la información de los resultados del último Censo Nacional de Población y Viviendas.
    Si vamos a valorar el porciento de “razas” en el país, vean ustedes los datos emitidos,
Población por color de la piel:
Declarados como blancos: 7 millones 160 mil 399 personas
Declarados como negros: Un millón 34 mil 44 habitantes
Declarados como mestizos: 2 millones 972 mil 882 compatriotas
   A los compañeros de trabajo y amistades que les he enseñado el dato publicado, nadie cree en estas cifras y sí todos dudan de las mismas.
     En mi caso, me abstengo, tendría que recorrer cada pedacito del país para detenerme a mirar el color de la piel de mis coterráneos, pero no está en mí, andar en la búsqueda de esas “diferencias” del cubano.
    Recientemente escuchaba en una de las Mesa Redonda de la Tv nacional a uno de sus panelistas abordar el tema del “racismo” en Cuba, y  decía que había que hablar del mismo para darle solución.
      ¿Es que acaso no han comprobado a través de los años el gran avance en este polémico tema?
      En los años de mi infancia y juventud, dígase década de los 70 y 80, ver una pareja de diferente color de piel era “un escándalo” en el barrio, en el pueblo, en la ciudad entera.
     Las familias desterraban de la casa a una mujer si decidía casarse con una persona de raza negra.
     Era rechazada por su propia familia y era censurada y criticada por la mayoría de la población de piel blanca.
    Desde los inicios de los 90 del pasado siglo XX ha existido un cambio radical en la conformación de las parejas en Cuba y eso se puede comprobar en todas las provincias del país.
     Es tan natural hoy ver a una chica blanca con un joven negro, o un chico blanco con una joven negra, que es ridículo hablar ahora de racismo en mi Patria.
    ¡No sé quién inició esta nueva revolución sobre el tema!, No sé cuándo y cómo se retomó el tema, sé que mucho se aborda ahora en los medios de comunicación masiva, en reuniones, eventos, congresos…
    Hay una realidad, el gusto personal viene ya formado genéticamente en cada ser humano, y sería ilógico imponer a la fuerza o por medios pedagógicos, de enseñanza, que las personas les guste algo que “no le entra por los ojos”.
    Así sucede con los sabores, los colores, la ropa, la música, la programación radial o televisiva, si eres amante a los dramas o a las pelis de terror, en fin, cada ser humano es un mundo diferente que viene con sus preferencias e intentar que alguien sea o no racista, no creo sea una inteligente imposición.
   Es cierto que la educación nuestra está ajena a cualquier tipo de discriminación racial, la escuela es el primer eslabón de socialización entre los seres humanos.
   En la etapa primaria los infantes comparten mucho más tiempo entre sus amiguitos que con su propia familia, ¿lo duda?, vea usted, en el aula hay que estar de ocho de la mañana a 4 y treinta de la tarde, es decir, más de 7 horas, y al llegar a casa quizás salgan un rato a jugar con los demás muchachos del barrio, después a bañarse, comer, y al rato dormir.
   Es por ello los niños están rodeados el día entero de seres de diferente “raza”, pero con un corazón y un alma tan inocente y limpia que difícil se detengan a mirar el color de piel de quien se sienta a su lado en cada turno de clases, de quien comparte el mismo juego en los turnos de educación física o a la hora del almuerzo en el comedor.
    Nuestra sociedad nunca ha tenido en sus leyes o sus preceptos la diferencia de sus habitantes por el color de su piel. Con eso basta, y punto.
    Nací y viví durante más de 40 años en la Isla de la Juventud, un territorio caracterizado por la solidaridad y el internacionalismo, donde estudiaron más de 30 mil jóvenes de más de 29 países del mundo. ¿Alguien nos dijo que recibiríamos a seres humanos negros del Continente africano?
    Me resisto a ver a las personas como blancas, negras, chinas, mulatas, jabados…
   ¿Estaremos dando un retroceso en el tema del racismo social, un mal que mal heredamos del sistema capitalista?
   Los invito a caminar las calles cubanas y ver la cantidad de parejas entre personas de color de piel blanca y negra, ¡no de diferente color de piel o raza!
   La mezcla es tan evidente que los llamados mestizos o mulatos sobresalen entre los paisanos de la capital cubana.    
   Somos sencillamente cubanos, no somos una raza, somos seres humanos, sin distinción de color de nuestra piel, ¿no fue acaso así como nos educaron durante años de Revolución?
    ¿Por qué ahora hacer una nueva “revolución” sobre el tema del color de la piel de los habitantes cubanos?
    Puede que muchos de ustedes no estén de acuerdo con mi criterio, pero hoy me tomo el derecho a defender a mi gente, a mis amigos, a mis compañeros de trabajo, a esos que no comparten mis rasgos físicos pero en ellos veo a seres tan humanos, sensibles, inteligentes, competentes, solidarios, bellos, como cualquier persona de este planeta.