Nunca he querido emitir criterios personales
sobre aspectos que involucren a la sociedad donde vivo.
Quizás sea una autocensura, sumido aún en el secretismo implantado durante muchos años y con el miedo a ser “castigado”.
Quizás sea una autocensura, sumido aún en el secretismo implantado durante muchos años y con el miedo a ser “castigado”.
Comprendo los motivos por los cuales se
vivió en mi país en ese ambiente de no decir públicamente los problemas que nos
han venido afectando.
La máxima dirección del país obró con
sumo cuidado e inteligencia, ya que personas inescrupulosas estuvieron siempre
dispuestas a utilizar cada palabra dicha, para tergiversar las ideas.
Pero llegó el momento de desnudar
públicamente los errores y darlos a conocer.
A mi criterio ha sido una genial idea ya que solo así podremos, entre todos, buscarle una solución.
A mi criterio ha sido una genial idea ya que solo así podremos, entre todos, buscarle una solución.
Nunca restar, siempre sumar, y el pueblo de
hoy emite sus criterios, sus opiniones, sus inconformidades, no solo en la
calle, en las colas de la bodega o del ómnibus, sino también en la prensa
nacional, como por ejemplo en la sección Acuse de recibo del diario Juventud
Rebelde o de Cartas a la dirección, del Órgano del Partido Comunista de Cuba,
el periódico Granma.
A este último rotativo escribí hace varios
meses atrás y nunca recibí respuesta a mi preocupación.
Tal vés como estaban involucrados en mi cuestionamiento, no quisieron llevar el tema a la popular sección.
Se me pudo haber enviado el acuse de recibo de la misiva.
Tal vés como estaban involucrados en mi cuestionamiento, no quisieron llevar el tema a la popular sección.
Se me pudo haber enviado el acuse de recibo de la misiva.
Hoy no es mi intención criticar la actitud
hacia mi carta, hoy mi objetivo es publicar en mi blog qué pienso como cubano,
del llevado y traído tema de “la raza”.
Antes quiero darles a conocer textualmente
la carta enviada a Granma.
A sección: Cartas a la dirección, diario Granma
A sección: Cartas a la dirección, diario Granma
La historia de la conformación
étnica de nuestro país es conocida por todos.
Fuimos colonizados por España, y al dedicarse a la trata de esclavos
negros, el país recibió gran cantidad de habitantes de esa raza.
Soy blanco, de ojos azules, descendiente de españoles.
La palabra “racismo” viene de raza.
A nivel de Gobierno institucionalmente se han creado grupos de trabajo
y se han realizado eventos sobre el tema.
Me refiero a este aspecto ya que no se concibe que publiquen en la
prensa detalles que continúen reflejando la “diferencia” étnica en Cuba.
Por ejemplo, Granma estuvo dando a conocer a sus lectores las fotos y
los datos biográficos de los candidatos a diputados al Parlamento cubano y en
la última edición de esos suplementos se publicó una tabla donde exponían
detalles de algunos aspectos de la conformación de los mismos.
Recuerdo bien el dato de la raza negra o mestiza.
En la edición del viernes 1 de
febrero en la página 5 se repite una vez más, omitiendo otros datos de
interés, como: Candidatos de 17 a 30 años de edad, Amas de casa, Militantes de
la UJC o del PCC, Jubilados…
¿Por qué recalcar que un 37,09 % es de raza negra o mestiza?, ¿Acaso
existe alguna diferencia humana entre un candidato “negro” al de uno blanco?
Imagino se quiera dar a conocer con ello que es un “logro” de nuestra
sociedad el tener personas de raza negra en su parlamento, pero si estamos
luchando por desterrar esas ideas y esas “diferencias” en la forma de pensar y
de actuar de cierta población, a mi criterio, no debemos continuar oficializando
las “diferencias”, a más de 50 años de Revolución, donde todos tenemos los
mismos derechos a todos los niveles, sin importar la raza o el sexo.
Sería inteligente una respuesta a
mi preocupación, la cual comenté entre mis compañeros de trabajo, y todos
coincidieron en mi criterio.
Esta era mi preocupación, la de ver en los medios de comunicación masiva en los últimos años noticias donde la persona de piel negra es tema recurrente.
Esta era mi preocupación, la de ver en los medios de comunicación masiva en los últimos años noticias donde la persona de piel negra es tema recurrente.
¿Cuáles fueron los primeros habitantes de
nuestro bello archipiélago?, ¡Indios!
¿Quiénes saquearon las riquezas de este
país y masacraron a los indios cubanos?, ¡Los blancos europeos!
¿Quiénes sirvieron de mano de obra como
esclavos a esta tierra?, ¡Los negros traídos desde África u otras regiones del
mundo!
Según restos encontrados en la Madre África
y estudiados científicamente, se demuestra que los primeros habitantes de este
bello planeta nacieron en ese gigante Continente, ¡negro!
¿Eran Adán y Eva de piel negra?, aquí hay
un polémico tema, pero mi objetivo no es hablar sobre el mismo en este
artículo.
Retomemos a Cuba, a su gente, esa que me
resisto a ver como “mestiza”, como se quiso oficializar recientemente en la
prensa y a niveles gubernamentales.
Tema aparte les pudiéramos dedicar a los
nativos del Continente asiático, ese de donde emigraron miles de chinos y
japoneses, también parte de nuestra nacionalidad y que enriquecieron las
características físicas del cubano, no de nuestra raza.
Un dato de interés general fue publicado en
la prensa nacional en noviembre de 2013 para ofrecer la información de los
resultados del último Censo Nacional de Población y Viviendas.
Si vamos a valorar el porciento de
“razas” en el país, vean ustedes los datos emitidos,
Población por color
de la piel:
Declarados
como blancos: 7 millones 160 mil 399
personas
Declarados
como negros: Un millón 34 mil 44
habitantes
Declarados
como mestizos: 2 millones 972 mil
882 compatriotas
A los compañeros de trabajo y amistades que
les he enseñado el dato publicado, nadie cree en estas cifras y sí todos dudan
de las mismas.
En mi caso, me abstengo, tendría que
recorrer cada pedacito del país para detenerme a mirar el color de la piel de
mis coterráneos, pero no está en mí, andar en la búsqueda de esas “diferencias”
del cubano.
Recientemente escuchaba en una de las Mesa
Redonda de la Tv nacional a uno de sus panelistas abordar el tema del “racismo”
en Cuba, y decía que había que hablar
del mismo para darle solución.
¿Es que acaso no han comprobado a través
de los años el gran avance en este polémico tema?
En los años de mi infancia y juventud,
dígase década de los 70 y 80, ver una pareja de diferente color de piel era “un
escándalo” en el barrio, en el pueblo, en la ciudad entera.
Las familias desterraban de la casa a una
mujer si decidía casarse con una persona de raza negra.
Era rechazada por su propia familia y era
censurada y criticada por la mayoría de la población de piel blanca.
Desde los inicios de los 90 del pasado
siglo XX ha existido un cambio radical en la conformación de las parejas en
Cuba y eso se puede comprobar en todas las provincias del país.
Es tan natural hoy ver a una chica blanca
con un joven negro, o un chico blanco con una joven negra, que es ridículo
hablar ahora de racismo en mi Patria.
¡No sé quién inició esta nueva revolución
sobre el tema!, No sé cuándo y cómo se retomó el tema, sé que mucho se aborda
ahora en los medios de comunicación masiva, en reuniones, eventos, congresos…
Hay una realidad, el gusto personal viene
ya formado genéticamente en cada ser humano, y sería ilógico imponer a la
fuerza o por medios pedagógicos, de enseñanza, que las personas les guste algo
que “no le entra por los ojos”.
Así sucede con los sabores, los colores, la
ropa, la música, la programación radial o televisiva, si eres amante a los
dramas o a las pelis de terror, en fin, cada ser humano es un mundo diferente
que viene con sus preferencias e intentar que alguien sea o no racista, no creo
sea una inteligente imposición.
Es cierto que la educación nuestra está
ajena a cualquier tipo de discriminación racial, la escuela es el primer
eslabón de socialización entre los seres humanos.
En la etapa primaria los infantes comparten
mucho más tiempo entre sus amiguitos que con su propia familia, ¿lo duda?, vea
usted, en el aula hay que estar de ocho de la mañana a 4 y treinta de la tarde,
es decir, más de 7 horas, y al llegar a casa quizás salgan un rato a jugar con
los demás muchachos del barrio, después a bañarse, comer, y al rato dormir.
Es por ello los niños están rodeados el día
entero de seres de diferente “raza”, pero con un corazón y un alma tan inocente
y limpia que difícil se detengan a mirar el color de piel de quien se sienta a
su lado en cada turno de clases, de quien comparte el mismo juego en los turnos
de educación física o a la hora del almuerzo en el comedor.
Nuestra sociedad nunca ha tenido en sus
leyes o sus preceptos la diferencia de sus habitantes por el color de su piel.
Con eso basta, y punto.
Nací y viví durante más de 40 años en la
Isla de la Juventud, un territorio caracterizado por la solidaridad y el
internacionalismo, donde estudiaron más de 30 mil jóvenes de más de 29 países
del mundo. ¿Alguien nos dijo que recibiríamos a seres humanos negros del
Continente africano?
Me resisto a ver a las personas como
blancas, negras, chinas, mulatas, jabados…
¿Estaremos dando un retroceso en el tema del
racismo social, un mal que mal heredamos del sistema capitalista?
Los invito a caminar las calles cubanas y
ver la cantidad de parejas entre personas de color de piel blanca y negra, ¡no de
diferente color de piel o raza!
La mezcla es tan evidente que los llamados
mestizos o mulatos sobresalen entre los paisanos de la capital cubana.
Somos sencillamente cubanos, no somos una
raza, somos seres humanos, sin distinción de color de nuestra piel, ¿no fue
acaso así como nos educaron durante años de Revolución?
¿Por qué ahora hacer una nueva “revolución”
sobre el tema del color de la piel de los habitantes cubanos?
Puede que muchos de ustedes no estén de
acuerdo con mi criterio, pero hoy me tomo el derecho a defender a mi gente, a
mis amigos, a mis compañeros de trabajo, a esos que no comparten mis rasgos
físicos pero en ellos veo a seres tan humanos, sensibles, inteligentes,
competentes, solidarios, bellos, como cualquier persona de este planeta.