Cuando estoy en vivo frente a los
micrófonos de Radio Progreso o Radio Rebelde, nunca reniego mi condición de
pinero y digo con sano orgullo haber nacido en entonces Isla de Pinos.
Algunos directivos y compañeros de labor
han criticado mi regionalismo, y les confieso que nada ni nadie me harán
cambiar de actitud.
Se nace y se es, no importa dónde estemos.
Y en este blog ustedes han podido comprobar con la pasión que me entrego en cada artículo, ya sea reflejando la obra de mi eterno amigo Evelio Medina Rodríguez y sus valiosas y artísticas fotos, o de mi modesta contribución para continuar su legado.
Y en este blog ustedes han podido comprobar con la pasión que me entrego en cada artículo, ya sea reflejando la obra de mi eterno amigo Evelio Medina Rodríguez y sus valiosas y artísticas fotos, o de mi modesta contribución para continuar su legado.
Nunca quise perder a mi amigo, nadie quiere
perder a un ser amado, y tuvo que suceder su partida para motivar este homenaje
a él y a la tierra a la que entregó su arte desde los 14 años de edad en los
estudios de Foto Gerona, después en la sede del Gobierno y posteriormente, y
hasta su muerte, en el periódico Victoria.
¡Qué decir de mi querida e inolvidable
ciudad!, cada día de mi vida la extraño, la añoro, la sueño.
Soy pinero, sí, pero tampoco se puede ir a
los extremos, si ahora me acoge la capital de todos los cubanos, a esta urbe
dedico parte de mi vida, de los artículos que han ocupado importantes espacios
de Carapachibey.
La Habana me tiene en sus emisoras de radio,
me ha permitido la realización profesional, me ha brindado también su
hospitalidad, su cariño, su abrigo.
La capital merece mis respetos, mi entrega como profesional de la palabra.
La capital merece mis respetos, mi entrega como profesional de la palabra.
Mi ciudad de fiesta en otro diciembre,
cumpliendo un aniversario más de su fundación desde aquel 17 de diciembre de 1930.
Les regalo estas
imágenes de la ciudad de Nueva Gerona captadas por el lente de Evelio y
publicadas en el periódico Victoria.
Vean sus amplios
portales y los toldos que cubrían del sol el paseo por ellos, las polémicas
cadenas amarradas a pequeñas columnas y que entorpecían el paso por la calle,
la bella foto captada desde la azotea del edificio de Evelio y donde se
distingue el pino que había en el portal de una vivienda de calle 41 el cual
desapareció por la furia del Huracán Gustav, la torre del patio interior de la
Escuela Vocacional de Arte, la loma de las playas Punta de Piedra y Paraíso…, es sencillamente Gerona, la ciudad que me vio nacer.