Artículo
publicado en el periódico Victoria de la Isla de la Juventud, por la periodista
Mirza Diéguez, por el primero de diciembre, Día mundial de protección contra el
sida.
La juventud es una
etapa bella en la vida del hombre, se forjan sueños, se trazan metas, del
espíritu fluyen un sinnúmero de ideas que, en ocasiones, se complementan, otras
quedan en el camino, pero lo importante es tener voluntad para marchar adelante
con optimismo y confianza. En efecto, cuando este periodo de la existencia
humana pasa, se añora, sin embargo, en ese momento se prescinde de la
experiencia, alcanzable en la madurez, y aunque tengamos cerca el consejo de
los que peinan canas, generalmente hacemos caso omiso a sus sabias
palabras.
Cuando tenemos 20 ó 30 años nos creemos
dueños del universo y mantenemos actitudes negativas que, sin dudas, son
rechazadas por la sociedad y, lógicamente, causa agravio en lo personal llevar
una vida sexual desordenada como la que mantienen algunos jóvenes. Cierto es
que amar no está limitado, es un buen sentimiento, pero todo a la medida.
Parece ser que el dardo de Cupido no penetra en lo más profundo del corazón, un
cambio de pareja se produce de manera tan natural que se puede comparar con la
brevedad que nos toma cambiarnos de ropa.
Para nadie es desconocido que el Síndrome
de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) ya una pandemia y otras enfermedades de
transmisión sexual, agobian a casi la totalidad del planeta azul.
Como terrícolas al fin, los cubanos no
estamos exentos de los tentáculos de ese gran monstruo, responsable de la
muerte de cientos y cientos de personas las cuales están comprendidas entre 15
y 25 años.
En el mundo entero y en Cuba se hacen
campañas contra ese mal y la alerta es constante. Profesores y padres tienen un
deber primordial en el tiempo que corre, su labor preventiva es necesaria al
ofrecer confianza e influyendo con su experiencia en una educación sexual
profunda, sin prejuicios que permitan detener la buena acción de conducir a la
nueva generación por senderos más floridos.
A diario llegan informaciones donde la
cifra de los fallecidos por el SIDA son espeluznantes. Lamentable es, que
todavía no se ha logrado la vacuna salvadora, lo que exige de los jóvenes un
autoanálisis y un convencimiento de que la
protección y un sexo seguro, son las vías acertadas.
Hagamos nuestro cada día de la vida, no
convirtamos una noche de placer en una pesadilla que sea la compañía permanente
hasta el último suspiro.