Al ver estas imágenes
captadas en uno de mis viajes a la Isla de la Juventud, imagino el asombro de
los miles de seguidores de Carapachibey.
Increíble pero
cierto.
Uno de los sitios más
hermosos de mi ciudad natal en Nueva Gerona,
la capital de la Isla de la Juventud,
el Parque Natural Julio Antonio Mella
y su área conocida como El Rodeo.
Allí los pineros y
visitantes tenían varias opciones, entre ellas un exquisito restaurante, muy
demandado por su buen trato y calidad; dos cafeterías, ambas con excelentes
propuestas gastronómicas; una nocturna y popular discoteca al aire libre, donde
miles de jóvenes tenían el lugar ideal para la sana recreación, y ubicada en un
área que no molestaba a los vecinos; esa misma explanada servía además para
realizar actividades culturales, bailables con agrupaciones en vivo, para
celebraciones infantiles; existía también una sala de video, un gimnasio, una
sala de Exposiciones que tenía por nombre Expo Isla: baños públicos…
¿Quién nunca estuvo
allí?, pineros, visitantes de otras provincias del país, turistas extranjeros,
estudiantes de los cinco continentes, todos elegían al Rodeo para pasar un
agradable momento, ya fuera con la familia, la pareja, las amistades o los
compañeros de trabajo o estudio.
Hermoso entorno,
lugar tranquilo, donde la naturaleza era parte del protagonismo de un instante
de nuestras vidas.
Las ruinas nos
devoran el alma a los que amamos la Isla, a los que añoramos un pasado que no
requiere tantos recursos para levantarlo y darle vida nuevamente, a los que
solo necesitamos nos devuelvan los sueños, nos regalen el pasado una vez más
para legárselo a las nuevas generaciones.
Melancolía, tristeza,
dolor, eso sentimos al ver estas imágenes.