Retomo esta serie dedicada a esos indiscretos sitios de
las viviendas habaneras los cuales muestran la desnudez de sus habitantes.
Ropas interiores colgadas en ellos, sábanas, tarecos por
doquier, jaulas con pájaros, sus habitantes viendo pasar la gente por la
ciudad.
Ellos ahí, inamovibles a pesar del tiempo, esperando
también su desaparición del mundo porque nada será eterno en La Habana, la
capital de Cuba, esa que por un lado se
derrumba ante la impotencia de no poder rescatarla, y por otro, se levanta
majestuosa con reconstrucciones o retoques y con nuevas obras que enriquecen su
variada arquitectura.
En Carapachibey, ahora en blanco y negro, donde los
grises muestran su toque artístico.