Artículo publicado por la periodista Liuba
García Sierra en el Suplemento medioambiental “Eco Isla” del periódico Victoria
de la Isla de la Juventud y con fotos de Evelio Medina Rodríguez.
Año
2000
De
un instante a otro pisábamos con nimios y cuidadosos movimientos el suelo
húmedo que millones de hojarascas secas tapiaban cual alfombra textil.
El sin
igual aroma que despide la tierra mojada, pronto embriagaría a todos, internos
ya en el legendario bosque de la finca forestal La Jungla, mientras, las ramas
de sus árboles dispuestas en delicada urdimbre nos cubrían para entonces del
sol, su copioso follaje sólo permitía que penetrase algún que otro
imperceptible rayo.
Corría el año 1946 cuando el extinto doctor y naturalista Antonio Núñez
Jiménez, quedara para siempre enamorado de estos parajes, no cabe duda de que
la madre natura muestra aquí, uno de los más seductores entornos de la Isla.
¿Quién no queda fascinado ante tanta magnificencia natural?
Un universo de diversidades descubrimos allí donde el canto melodioso de
algunos pájaros, irrumpe el silencio que intenta adueñarse por segundos de la
fronda, que inocente, baila al sentir las tiernas y en ocasiones apasionadas,
caricias del viento.
Helen Rodwan y Harry Jones se establecerían para siempre aquí en 1902. La
devoción por lo natural y el empeño en lograr nuevas especies los haría
entremezclar con una magia inconfundible la siembra de formaciones vegetales
autóctonas con exóticas variedades traídas de Norteamérica, en la otrora finca
Los Almácigos, contribuyeron así a nutrir la tierra que dio vida a gran parte
de lo que en esta ocasión extasiaba nuestra vista.
Hoy, desde hace unos años Yaritsa y Tomás forman la nueva pareja que en cierta
medida se encargan de seguir la tradición de Helen y Harry, ellos rescatan el
lugar y se esmeran en continuar dando vida eterna a esta reserva ecológica,
donde el aire que se inhala es puro, donde la música que se disfruta nada tiene
que ver con metales, donde la vista se pierde en los contornos de los árboles,
donde a la sombra de un paraíso…