Se
dibujan cual formas místicas e insospechadas, como una danza al compás del sol
que ya se va, y la noche que se avecina.
La mirada se pierde en cada imagen de colores, donde el naranja, el rojo, el
negro, los grises y el azul, pintan la pupila enamorada del habitante que se
resiste a dejarla en sus recuerdos.