Virgen de
la Caridad del Cobre, la Patrona cubana, en sus 400 años de aparecer en
los mares de Oriente visita a los pineros, a los fieles creyentes, a los
ateos, a los incrédulos, a los materialistas, pero en todos hay un deseo
de buscar en la fe, más que en la curiosidad, donde cientos decidieron
acompañarla en su recorrido por los poblados del territorio.
De
amarillo se vistió Nueva Gerona, de mezcla de sudores, de deseos comunes, de
rostros esperanzados.
Ella está
ahí, en uno de los altares de la Iglesia católica de La Isla, en un rinconcito
de las casas, en el corazón de miles de pineros, ya sea la Virgen católica, ya
sea Oshún, la Reina Yoruba.
Su imagen
bendijo a los habitantes de ese pedazo de la geografía cubana, rodeado por las
aguas del Mar Caribe, ese mar inmenso, tranquilo y con las tonalidades de la
esperanza.
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