¡Cuántas
veces el lente de Evelio Medina captó imágenes como estas!, él dignificaba y
honraba el trabajo de esos hombres, los que reciben los primeros rayos del sol
a pie de surco, y regresan a casa ya con el ocaso.
La madre tierra da el
alimento necesario para vivir, pero sin ellos sería imposible la supervivencia
del ser humano, ese que no conoce en rincones del mundo del alimento diario, y
de esos otros que nunca han mojado sus manos con el agua del rocío de la
mañana.
A ellos, el respeto del
universo, ellos sudan su rostro, lo queman al sol castigador, endurecen sus
manos con callos, por su labor, sí, difícil y agotadora, pero sin la cual no
tendríamos en la mesa familiar el plato para llevarnos a la boca.
Hombres y mujeres en Cuba,
en América Latina, en África, en cualquier rinconcito de la más insospechada
geografía de esta tierra de todos, la cual nos da lo que seamos capaces de
sacar de ella.
Aquí solo una pequeña
muestra de las instantáneas de Medina, el desaparecido fotorreportero de la
prensa pinera.
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