Las
sombras van acompañando la mirada, los cuerpos, los sueños de la noche idos al
amanecer.
Playa Bibijagua,
la de arenas negras, mezclada con las blancas, como unión mestiza de raza
cubana, playa donde miles han encontrado el placer del sexo, del amor, donde
quizás alguien encontró la primera mirada fugaz, el primer beso, donde se
fundieron los cuerpos para abrazar el deseo reprimido, sitio de alegría, de
sudor, de descanso, de aventuras.
Naturaleza
divina del Creador de lo bello, verde y azul, negro y blanco, luces, sombras,
luna indiscreta en el cielo diurno, brisa fresca de un mar que no se resiste a
crecer ante la mirada de románticos, de soñadores, de viajeros que regresan,
porque el amor es eso, lo natural de la vida.