Duele su partida física, y el haber sido
partícipe de una postal dedicada a los amigos del eterno fotorreportero Evelio
Medina Rodríguez, deseo dialogar brevemente sobre ese hecho de espiritualidad y
sencillez humana.
Cuando llega el fin de año muchos queremos
dedicar un detalle a las personas que estimamos, y sufrimos al no poder regalar
un presente material.
¿A quién no le ha sucedido?, seguro que a
todos sin duda alguna, y ahí está el “detalle”, ese cartoncito al parecer
insignificante y perecedero, pero donde plasmamos el sentir nuestro por la
persona a quien va dirigida.
Lo mismo por fin de año, por el día de las
madres, de los padres, de los abuelos, por el cumpleaños o el aniversario de
bodas.
Y hablo de la postal impresa, esa que
compramos en el correo o estanquillo más cercano, pero ahora la era digital nos
lleva a la inmediatez no solo de la entrega, sino también de la personalización
del trabajo artístico de la misma.
No se imaginaba mi eterno amigo Evelio que
esa maravillosa instantánea captada desde la azotea de su edificio allá en la
ciudad de Nueva Gerona en la Isla de la Juventud, convertida en postal digital,
iba a ser su despedida, su adiós a sus amigos y compañeros de trabajo.
Ya la imagen había sido publicada en más de
una ocasión en el semanario impreso Victoria, y también había ganado premio en
concurso, además de convertirse en afiche de una institución relacionada con el
Medio Ambiente.
Pero la foto cobró valía al ser dedicada
como despedida del año 2009, deseándonos felicidades.
¡No duden nunca, si tienen la posibilidad a
su alcance de dedicarle una postal a las personas que quieren!, ¡Nunca
sabremos si será la última y el último detalle que regalemos!, así de efímera y
sorprendente es la vida porque hay que tener presente que somos mortales, hubo
un comienzo y tendremos un final, el cual nadie sabe cómo, cuándo, y dónde
será.
Regale el detalle, como lo hizo por última
vez Evelio, sin saberse eternizado en el sentimiento de todos los que la
recibieron.