Hay una frase que se
repite una y otra vez en el popular espacio televisivo “23 y M”, la que se
utiliza como uno de los slogan del programa, Tantas miradas no pueden estar
equivocadas.
Doy título a este
artículo con la manida frase pero con otro sentido para reflejar el titular de
una de las primeras planas del semanario impreso Victoria
en la Isla de la Juventud.
Era costumbre en mí
acudir cada viernes a la redacción del rotativo local para revisar los trabajos
con los que colaboraba y a la vez sugerir algún que otro diseño a los
excelentes informáticos.
Allí estaban
dispuestos a escuchar sugerencias y llevarlas a las páginas Pepe, Emilio…
El trabajo final de
cada página de las ocho que posee el periódico es responsabilidad de varias
personas, las cuales las revisan una y otra vez para que el detalle no falte y
tampoco las desagradables erratas.
El periodista, el
fotorreportero, el jefe de información, de redacción, el director, las
correctoras, los diseñadores…, y hasta yo “metía la cuchareta” cada semana
buscando siempre algo para cambiar, opinando, en fin.
A la semana de haber
sido publicada la edición donde salió esta primera plana que hoy les muestro,
mi amigo Evelio Medina Rodríguez aún
me preguntaba si había encontrado un error en ella.
La miraba una y otra
vez y solo veía el bien logrado conjunto fotográfico que acostumbraba a captar
con su inquieto lente.
Me dijo que leyera
bien el titular de la noticia.
Yo leía y no veía la
“tamaña” errata que él quería mostrarme.
Quizás al ser locutor
y saber leer con el tino de no cambiar una palabra por otra, aunque esta tenga
su error escrito, una habilidad necesaria para los profesionales de la palabra
hablada, mis ojos veían una cosa y mi mente leía otra.
En mayúsculas y
resaltado en color rojo, el título del trabajo reza SEMBRANDO VOLUNDAD Y FUTURO.
Ahí estaba la maldita
palabra en semejante tamaño, casi protagonista por encima del escrito del
periodista y del conjunto fotográfico: VOLUNDAD.
Se había cambiado la T por una D en
la palabra voluntad, y nadie notó la errata hasta después de impreso y vendido
el semanario.
Me consta la entrega
diaria hasta altas horas de la madrugada, de los hombres y mujeres que hacen
posible la confección no solo la confección del periódico hecho en tinta, sino
la edición digital del mismo para el internet.
Personas que no
tienen horario ni día de descanso, responsables y serias ante cada tarea que
cumplir, lo mismo bajo un torrencial aguacero, un huracán, en el surco del
campo, en las maniobras militares, que en la industria, la escuela, la salud.
Doy a conocer esta
anécdota para demostrar una vez más que nadie está exento de equivocarse, de
cometer un error “involuntario”, de mirar y “no ver”.
Mis respetos y cariño
infinito para todos los compañeros de trabajo del periódico de mi entrañable
islita, para esos que compartieron todos los días con el desaparecido Evelio,
su cigarro, su buchito de café, su sonrisa, su realización profesional.
Abajo otra foto relacionada con el sector de la agricultura y que
llenaba la primera plana del semanario pinero.
Evelio intentaba y lograba llevar la imagen del duro trabajo en el
surco, con ese toque artístico, diferente.
No era tirar la foto simplemente, se hace necesario buscar el necesario
detalle para llegar a la belleza del instante captado por el lente de una
cámara fotográfica.