No por ser La Habana
la capital de Cuba, la inmensa urbe de añejas construcciones en la zona
colonial y con majestuosos edificios en El Vedado, deja de tener entre sus
atracciones una naturaleza que encanta.
Solo hay que mirar a
alrededor y lo verde engalana incontables áreas de la ciudad que me acoge hace
ya dos años, y me atrapa entre sus sombras.